lunes, 19 de mayo de 2008

Fecha 0: La historia de Nike



Firehorn (15 años antes).

Como cada día en Firehorn, las cenizas caían como copos de nieve gris. Las fraguas de los cadormen eran las causantes de este molesto fenómeno y la gente que vivía en la ciudad no tenía otra opción que seguir con su vida igualmente. Y parecía que ahora más que nunca la fragua estaba siendo utilizada a su mayor capacidad.
León, uno de los maestros de la casa Venezzi, se dispone a enviar a Nike y a Selene, dos de sus mejores alumnas, a realizar una importante misión. Ellas van a verlo y él les informa: "Tienen que matar al capitán de los Haradim que está peleando en las madrigueras". Esta misión no es nada fácil de realizar pero estas dos elfas están entrenadas para eso, desde que tienen uso de razón.
¿Por qué querían matarlo? ¿Quién? No lo sabían, y tampoco importaba, ellas solo obedecían órdenes. Obedecer a León era obedecer a Lord Venezzi.
-Maestro, ¿cómo lo reconoceremos?- le preguntó Nike.
-Solo fíjense en las líneas doradas de su armadura. Irán con ellos tres- Uno era un explorador, bastante mugriento y con el pelo revuelto, que olía muy mal. Los otros dos eran soldados de baja categoría.
Y cómo son Nike y Selene. Dos elfas con la tez oscura y bonitas en exceso, que parecen esculturas talladas a mano. Digamos que cuando pasan frente a un hombre lo dejan sin respiración por varios minutos. Son de esas mujeres que se calificarían como "inolvidables".
León fue su maestro desde los doce años, y las había entrenado bien. Eran expertas en el arte de matar.

El camino no fue muy cansador, ni muy largo, el explorador había hecho bien su trabajo y llegaron sin inconvenientes.
-Deberíamos encontrar trabajo en la guarnición- dijo Selene.
-Tenés razón, vamos.
Llegaron y en la entrada se encontraba un oficial sentado en una mesita. Obviamente se sorpende al ver a las dos elfas. Estaba medio borracho también así que no iba a ser muy difícil infiltrarse.

-Buenos días- le dijo con una voz medio gangosa.
-Buenos días- lo saludó Nike, mientras él se pregunta que hacen dos cadormen y dos soldados a la puerta de su guarnición. El explorador había desaparecido.
-Venimos a trabajar aquí. Nuestros servicios son bastante económicos.
La palabra "económico" enseguida hizo el efecto esperado.
-Ah! pero ¿qué saben hacer?
-Nuestros amigos son guerreros, nosotras podemos trabajar en cualquier cosa.
La mente del hombre enseguida transitó senderos lujuriosos.
-¿Saben firmar? bueno, sino saben pueden hacer un cruz acá (dijo mientras les extendía unos papeles)- Eh!! vos! vení!!- le gritó a un soldado que se acercó al lugar- acompañá a estas señoritas a la cocina, a los caballeros que les asignen tareas en el campamento.

Al entrar notaron que el mini ejército carecía de todo tipo de comodidades, estaban muy agotados y deprimidos. La guerra les estaba quitando a sus camaradas y sus rostros lo reflejaban a la perfección. Selene desapareció y Nike se encaminó hacia la cocina. No sin observar todo a su alrededor para identificar a su futura víctima. Los dos guerreros desaparecieron también y jamás los volvieron a ver. Al llegar a la cocina había un hombre revolviendo una especie de guiso que no se veía nada apetitoso. Él le ordenó que se preparara para servir a los soldados cuando llegaran. Había una gran mesa en el centro del recinto y los hombres comenzaron a llegar. Nike se preguntaba a sí misma qué estaba haciendo ahí y quería escaparse a toda costa, pero no pudo hacerlo. Los soldados comenzaron a llegar hambrientos y la miraban como si fuera una visión. Algunos la saludaron y se sentaron a la mesa.
Ella comenzó a servirles. Había un soldado bastante mal herido que se puso a conversar con un chico que no podía superar los 16 años de edad. Escuchó que su nombre era Iskander. Pero el capitán no aparecía por ningún lado. Decidió que iba a escabullirse hacia la puerta en cuanto pudiera, cuando vio que se acercaba alguien con capucha y debajo de la capa vislumbró unas líneas doradas en el hombro de su armadura. Era él.
Se sentó a la mesa al lado de Iskander y ella enseguida fue a su encuentro con un plato.
-¿Se va a servir vino señor?- le preguntó.
Él se bajó la capucha, tenía el cabello largo de color negro, echado hacia atrás, la frente despejada y unos increíbles ojos azules. Algunas pecas manchaban su blanco rostro.
-Buenos días, me pregunto que hace una cadormen en nuestra guarnición.
-Estoy trabajando aquí ¿se va a servir vino o no?
-Sí, gracias.
Ella se dirigió a atender a otras personas y el capitán comenzó a hablar con sus soldados. Nike no se alejó demasiado para escuchar lo que estaban diciendo.
-Nos están liquidando.
-Estamos matando a muchos pero enseguida los remplazan sin mayores inconvenientes.
El capitán estaba muy callado.
-Tenemos que cambiar el plan maestro- le dijo Iskander al capitán- esto no está funcionando.
-Lo sé...
-¿Estás bien?- le preguntó Iskander al guerrero herido- deberías ir a verte esa herida.
-Estoy mejor que nunca- dijo levantando la jarra y llevándosela a la boca.
-Vamos a atacarlos por detrás con la caballería- dijo el capitán.
-Sería bueno entonces construir unas barricadas.
-Lo dejo en tus manos pequeño Iskander. Atacaremos en cinco días.
El guerrero que estaba herido de repente se quedó paralizado. Murió sentado sobre la silla y calló al suelo. Un silencio sepulcral cubrió el comedor. Varios hombres levantaron al pesado guerrero y lo llevaron junto a sus otros camaradas caídos en combate.
-Tendremos que hacerles un funeral digno, maestro.
-Así será cuando todo esto termine pequeño Iskander.

Todos los soldados se fueron dejando solo a su capitán. En ese momento él dejó salir toda su depresión y angustia. Estaba destruido por lo que les estaba pasando a sus hombres. Era evidente que no quería mostrarse así frente a ellos. Nike al verlo de esa manera se acercó y le dijo:
-¿Se encuentra bien?
Él la miró con sus tristes ojos azules.
-No puedo estar mal si estoy en la misma habitación que tú.
Ella sonrió y le dijo:
-Quizás pueda ser de más ayuda en la enfermería y no aquí.
-Está bien, puedes ir a la enfermería si quieres, pero les estarías quitando a mis hombres una alegría a la hora del almuerzo. Me pregunto qué estará haciendo alguien como tú aquí, tendrías muchas más oportunidades en lugares mejores que este.
-Usted no conoce mi vida, no sabe qué oportunidades tuve o tengo.
-No hace falta conocer la vida de una persona para darse cuenta de las posibilidades que tiene.
Nike terriblemente confundida abandona el lugar y se dirige a buscar a su amiga Selene. Al salir ve una tienda y al oficial que estaba custodiando la entrada borracho y despatarrado dentro. Selene sale de la tienda en su busca.
-Veo que te estuviste divirtiendo mientras yo trabajaba- le dijo Nike.
-Sí, claro. Y además averigüé que se llama Goran, a qué hora se va a dormir, a qué hora se levanta...
-Yo estuve con él, van a atacar a los orcos dentro de cinco días.
-¿Cuándo lo vamos a hacer?
-Mañana...- dijo Nike mientras miraba el suelo. La confusión que tenía ahora era tan grande que no podía siguiera pensar.
-Sí, claro. Mañana...- y ella sabía que Nike jamás dejaba nada para después- Bueno yo me voy- dijo mientras se dirigía hacia Iskander (pobrecito XD)

Ese día ambas durmieron en la misma tienda. Ya entrada la noche Nike escuchó ruidos provenientes del bosque. Se calzó su capa negra con capucha y se dirigió hacia afuera. El ruido se estaba acercando hacia el campamento. Lo vio a Iskander que estaba mirando hacia allí y de repente bolas de pasto prendidas fuego comenzaron a inundar el campamento. Todo fue un caos. Varios hombres intentaban apagar el fuego mientras Iskander intentaba organizar la defensa. Nike enseguida se dirigió hacia la batalla, vislumbró una sombra negra entre los monstruosos Kobos y se dirigió hacia ella. (Edit: creo que se llamaban así, no eran Kyloons, pero eran bastante grandes). Pero en vez de eso se quedó paralizada en el medio del camino. Sintió que alguien la agarraba de la cintura y la tiraba al suelo mientras el gigantesco Kobo apoyaba su enorme pata en el mismo lugar en donde segundos antes había estado parada. Era Goran que le hizo señas para que se quedara callada. Selene ya estaba despierta y con sus dos cimitarras comenzó a descuartizar orcos, mientras Iskander flanqueaba a los Kobos y les cortaba las patas haciéndolos caer al suelo con gran estrépito. A la matanza se unieron Nike y Goran y los orcos comenzaron a retroceder lentamente. Hubo muchas bajas en ambos bandos. Cuando los orcos comenzaron a retroceder Goran ingresó al bosque a cazarlos. Cuando se hizo de día lo vieron nuevamente. Su espada cubierta de sangre coagulada, y su brazo muy lastimado. Nike lo vio sentado debajo de un árbol, con la cabeza gacha. Agarró su remera, la rasgó para improvisar una venda y le comenzó a envolver el brazo.
-Deberías ir a la enfermería, yo no puedo hacer más que esto.
Él le sonrió y a su vez recitó unas palabras en voz baja y las heridas de su brazo comenzaron a curarse.
-Estoy bien, no te preocupes.
Y qué era lo que le pasaba a Nike en esos momentos. La confusión la embargaba a tal punto que no sabía que hacer a continuación. Y eso nunca le había pasado. Lo único que tenía en claro hasta ahora era que NO iba a matarlo (y eso ya era un problema). Él la trataba mejor que sus propios padres, y como si fuera poco, le había salvado la vida. Y lo que sentía no era nada parecido a lo que hubiera sentido por su marido.
Nike tenía doce años cuando sus padres negociaron su venta a un hombre que vivía en la “superficie” o como ellos lo llamaban, “alto Firehorn”. Y ella sabía que así eran las cosas, a muchas cadormen les pasaba lo mismo, las enviaban a entrenar y a ser protectoras de sus maridos. Estas eran cosas que no se cuestionaban, aunque a uno no le agradaran. Y a Nike no le agradó. Sabía que iba a ocurrir en algún momento pero no pensó que fuera tan pronto. Era muy pequeña cuando dejó su casa.
Aún así las condiciones de su vida mejoraron notablemente. Su maestro León era duro con ella pero la escuchaba y era amable. Y su marido la trataba bien, pero ella no era feliz en su compañía. Lo quería sí, pero no lo amaba. Su marido era débil de salud, y no tardó en caer enfermo, murió a los cinco años de haberlo conocido. Así pasó a formar parte de la guardia de Lord Venezzi, para quien trabajaba en esos momentos.
Y volvió a la realidad, ¿por qué se sentía de esa forma por alguien que apenas acababa de conocer? Y la respuesta que se formó en su mente la atemorizó. Se estaba enamorando de él. Y Selene se dio cuenta. Un día estaba rodeada de soldados charlando alegremente, cuando Nike se le acerca y la aparta para conversar.
-Creo que deberíamos ayudarlos con el asunto ese de los orcos ¿Qué te parece Nike?
-Podríamos ser de más ayuda en el combate, pero no sabemos quién es el líder de sus enemigos...
-Ah! Pero vos lo podés averiguar- y le sonrió mientras miraba hacia Goran que se encontraba hablando con Iskander, ocupado en el armado de la barricada.
Así Nike suspira y junta fuerzas para ir a hablar con él.
-Buenos días- los saluda a ambos
-Buenos días- le contesta Iskander.
-¿Goran podemos hablar un momento a solas?
Iskander sonríe y se aleja. No sabía que iba a ser interceptado por Selene no mucho después, quien lo torturaría un poco más en su tierna juventud XD.

-¿En qué puedo ayudarte Nike?
-Necesito información
-¿Información sobre qué?
-Sobre el campamento enemigo- Goran no pareció sorprenderse.
-Pensé que ustedes habían venido a trabajar en nuestra guarnición pero no en calidad de soldados...
-Mi amiga y yo tenemos una misión aquí.
-¿Y en qué consiste esa misión?
-No puedo decírtelo...
-Entonces no te daré la información
(Maldito. Ya la torturaba desde temprano XD)
-Vamos a acabar con la cabeza de la serpiente- el la miró sin decir nada, así que ella le tradujo ^^- Vamos a matar al líder de los orcos.
Goran tomó una vara de madera y comenzó a dibujar en el suelo. Le señaló el lugar donde iba a atacar la caballería, y posible lugar donde estuviera el susodicho.
-No sabemos quién es su líder. Creemos que puede ser el que suele estar cabalgando un horrible y gigantesco cerdo. Aunque no podemos afirmarlo. Quizás el líder esté en otra parte.
-Muchas gracias por la información.
-Solo te pido una cosa, por favor no hagan nada sin antes decírmelo.
-Está bien, te mantendré al tanto de nuestra decisión.

Pero al fin y al cabo estos planes no se llevaron a la práctica, al menos no de esta forma. La caballería de la guarnición fue tomada desprevenida y la destruyeron por completo, el plan ni siquiera pudo ver la luz. Así que Goran le pidió a Iskander que enviara nuevamente a sus hogares a todos los soldados del campamento. Solo necesitaba cuatro personas para la locura que intentaba realizar.
Iskander no parecía estar de acuerdo, pero le obedeció. El plan era sencillo de comprender pero casi imposible de realizar. Los cuatro se introducirían dentro mismo del campamento enemigo.

Los cuatro emprendieron camino hacia la montaña, por un sendero sin transitar y que Goran parecía conocer bien. Hacía demasiado frío, el invierno se les estaba viniendo encima. Pero este frío no se comparaba al que sintieron al entrar en la guarida orca. Era una enorme caverna, donde antiguamente hubiera una ciudad, ahora en ruinas. Selene estaba aterradísima y se abrazaba a Iskander. Nike se intentaba cubrir con su capa pero era imposible no tener frío en ese lugar, parecía que se le estaba congelando la médula de los huesos. Iba caminando muy junto a la pared, porque el camino que recorrían terminaba en un precipicio de varios metros hacia la ciudad destruida. Goran parecía no tener otro objetivo más que ir hacia adelante, estaba decidido a acabar con ellos, costara lo que costase.
Luego de mucho caminar Goran decidió detenerse, iban a descansar en una especie de refugio entre las rocas. Selene se quedó con Iskander y Goran tenía la mirada clavada hacia el abismo, donde se encontraba el campamento orco. Miles de fuegos encendidos se podían distinguir como puntos rojos en la distancia. Eran demasiados, un mínimo error y no vivirían para contarlo.
Nike se acercó a él y le señaló a lo lejos un punto rojo más grande que los demás. Ella veía mucho mejor en la oscuridad que él, y supo que era lo que estaba buscando, la tienda del jefe orco. Luego se sentó a su lado y como no sabía que decir esperó que él hablara primero, pero lo que le dijo fue terrible para su confundido estado mental:
-Sé que hace muy poco que nos conocemos pero te has convertido en alguien muy importante para mí.
Y él también había pasado a serlo para ella. Ya no había forma de seguir negándoselo, y entonces decidió sincerarse con él.

-Tengo que confesarte algo... en realidad mi misión no era acabar con el líder de los orcos como te dije en un principio...Pero a él esto no le sorprendió en lo más mínimo, porque ya lo sabía.
-Sí, lo sé, venías a matarme a mí.
Así que la sorprendida fue ella ¿cómo pudo saberlo? Nadie sabía eso salvo Selene, y ella no había hablado.
-Sí. Pero ahora ya no puedo hacerlo.
Y decir esto fue como una confesión. Fue como quitarse un gran peso sobre los hombros. Pero esto abrió la puerta para una nueva pregunta: ¿Qué iba a hacer ahora? Ya nunca podría volver a Firehorn. Desobedecer una orden así era considerado “alta traición”. Decidió que eso lo intentaría responder en cuanto todo terminara.
El plan era bastante sencillo de entender, pero bastante peligroso en su realización. Iskander y Goran serían los prisioneros de Nike y Selene, ellas los llevarían solamente frente al jefe.
Así llegan a lo que sería la entrada del campamento, y había varios orcos custodiando la entrada.
-¿Cuál es su asunto aquí?
-Traemos prisioneros- la que habló fue Nike.
-Ah! Entonces déjenlos con nosotros, los llevaremos a los calabozos
-No- dijo Nike- solo ante la presencia del jefe, esas fueron las órdenes.
-Tú no puedes dar órdenes aquí maldita cadormen.
Ante estas palabras Nike desenvainó sus cimitarras y la cabeza del orco quedó separada del cuerpo a algunos metros de distancia.
-¿Alguien más va a osar cuestionarme?
Todos los orcos se quedaron cayados y las puertas se abrieron para dejarlas pasar.
Los cuatro no tuvieron otro destino que la tienda del jefe orco, cuando entraron vieron que era gigantesco, medía fácilmente unos dos metros diez. Tenía un arma que era básicamente un palo largo que terminaba en una especie de colmillo gigante, vaya uno a descifrar de qué animal.
-¿Qué hacen ustedes aquí?
-Trajimos prisioneros.
Ambos estaban maniatados, sin ningún arma, armadura o cualquier otra cosa para protegerse.
-Mmmmmm no están mal.
Iskander lo miró muy feo, y el orco le dio un puñetazo que lo estampó contra la pared, dejándolo casi sin sentido. Selene corrió hacia él. Mientras el orco apoyaba la punta de su extraña arma al cuello de Goran. Nike inmediatamente arrojó un cuchillo a su cara y se lo clavó de tal forma que se la desfiguró. Como consecuencia el orco hundió más el arma en el cuello de Goran. Nike desenvainó las cimitarras y le dio de lleno al brazo que sujetaba el arma. El golpe tuvo éxito pero a su vez recibió un puñetazo a la cara que la arrojó lejos.
Su cara quedó bañada en la sangre del orco. Pero ahora él iba a tener que vérselas con la furia de Goran que le arrebató el arma y terminó el trabajo que había empezado Nike, arrancándole el brazo.
No duró mucho más la batalla, y el orco calló muerto por un golpe de Iskander en la cabeza después de que Nike y Goran lo dañaran en exceso.
Así Goran sale de la tienda con el arma del orco, la clava en el suelo y dice:
-Está muerto.
La confusión empieza a reinar en el campamento y llegan los Jinetes de Rittardast a masacrarlos. Iskander sube a Mercator, (lo habían traído para él los jinetes) y se une a la batalla a mutilar orcos. Goran sube a su caballo y le tiende la mano a Nike, pero se dirige en dirección contraria a la batalla.
-La batalla está para el otro lado- le dice Nike.
-Lo sé, pero no vas a combatir, vas a volver a tu hogar.
-Ya no puedo volver allí
-Hay una forma de que puedas hacerlo
-Sí, matarte.
Entonces Goran agarra su espada y se corta el dedo en donde llevaba el anillo insignia de los caballeros de Haradim y luego de envolverlo en un paño se lo entrega. Ante el horror de ella.
-¿¡Que hiciste!?
-Ahora vas a poder volver.
Ella se queda muy mal y sabe que ahora no le queda más remedio que irse de su lado, él le había comprado su vuelta a Firehorn, y no había sido bajo el costo.
-¿Voy a volver a verte?
-Iré a buscarte a Firehorn, espérame allí.
Ella se acerca a él, lo abraza y le da un dulce beso en los labios. Luego se aleja hacia Firehorn, temiendo que eso solo fuera una vana promesa.

Pasaron cinco meses, Nike esperó todos los días la llegada de Goran, pero él no iba a buscarla. Recorrió todas las tabernas, emborrachándose en cada una de ellas, pero eso no lograba mitigar el dolor que sentía. Selene regresó pero no volvió a hablarle. Realmente creía que era cierto que había matado a Goran. Y ella estaba sola, otra vez. Una noche en una taberna de mala muerte ya con varias copas encima, apoyada la cabeza en la barra, ve venir a un hombre, bajo, de un metro sesenta y cinco. Ella lo conocía bien era Jona Venezzi.
-Hola Nike
-No estoy de humor para conversar
-¿Por qué no te unes a mis filas? Nos vendría muy bien alguien como tú en el grupo...
-Nunca- dijo como última respuesta. Ni en el peor estado aceptaría trabajar para él. Él se alejó y se le acercó otra persona, estaba vestida de negro, con una capucha. Pero vio su mano, y enseguida supo quien era. Él la ayudó a incorporarse y la llevó a una pequeña casa en el bajo Firehorn.
Cuando llegaron Goran se quitó la capucha y vio que estaba muy pálido, demasiado flaco y unas horribles ojeras adornaban su nuevo aspecto. Era evidente que estaba muy enfermo.
-Goran ¿qué te pasó?- dijo apoyando su mano sobre su mejilla. Al instante notó que estaba extremadamente fría.
-Pasaron muchas cosas desde que nos separamos.
-¿Qué te hicieron?
Ella estaba a punto de caerse debido al exceso de alcohol así que él solo le dijo:
-Duerme- Y la llevó hasta una cama que había en la pequeña habitación.
Cuando se despertó la luz se filtraba a través de una ventana. Goran estaba sentado en un sillón, mirando hacia fuera. Ella se dirigió hacia él se arrodilló a sus pies y puso sus manos sobre las de él. Estaban heladas.
-Tenemos que irnos de este lugar. No pueden verte aquí. Necesitas ver a alguien que pueda curarte.
-Tú eres la cura que necesito.
-Espérame aquí, iré a buscar unas cosas y nos iremos.
Ella se dirigió al palacio Venezzi, hacia su habitación y comenzó a preparar las cosas que iba a llevarse. Cuando en el umbral de la ventana vio que estaba Eme, la protegida de Jona Venezzi.
-Ay que tierna… te vas a fugar con él.
Ella enseguida desenvainó su cimitarra y le apuntó al cuello.
-Andate.
Pero Eme desapareció de allí y volvió a aparecer junto a la puerta.
-¿De verdad pensás que vas a poder hacerlo? Sos muy ingenua.
-Esto no es asunto tuyo, no te metas.
-¡Ay que miedo! Esto va a ser muy divertido.
Rápidamente agarra lo poco que pudo juntar y sale de la habitación. Fuera había dos hombres de la guardia de Lord Venezzi.
-Señorita Nike, el señor quiere hablar con usted.
-Por favor díganle que iré enseguida.
-Dijo que fuera ahora, por favor.
-Iré en un momento- y sin esperar respuesta se encaminó hacia la salida rápidamente.
Cuando llegó a la pequeña casita le informó a Goran que ya sabían que él estaba en la ciudad, y que seguramente los perseguirían, debían irse de inmediato. Él estaba muy débil, así que sacó las pocas fuerzas que le quedaban para ponerse de pie y salir.
Mientras corrían hacia el paso vieron muchas sombras que los estaban observando. Eran hombres vestidos de negro, con órdenes de detenerlos, y matarlos. Así llegan a la puerta de la ciudad, que se cierra frente a ellos. Nike saca las cimitarras y se apresta para combatir, contra los guerreros que ya los habían cercado.
-Vete- le dijo Goran.
-No me iré- fue su rotunda negativa.
Varios hombres se abalanzaron sobre Goran y él los arrojó lejos con una ráfaga de energía.
-Por favor Nike, no hagas las cosas más difíciles
-No voy a dejarte solo.
Varios hombres más estaban llegando detrás de los primeros, con las mismas órdenes.
Nike desenvainó sus cimitarras, había decidido no dejarlo y Goran no tuvo más remedio que utilizar su habilidad mental (sí, los poderes de jedi)
-Nunca me conociste- le dijo.
Pero sus poderes no hicieron efecto en ella. Porque no lo olvidó.
-Por favor Nike, tenés que irte. O van a matarnos a los dos.
Ella estaba en una encrucijada, no quería irse por nada del mundo, pero él se lo estaba pidiendo para que no la lastimaran. Goran arrojó un potente rayo hacia la puerta dejándole el camino libre, y ella salió, obedeciéndolo, como siempre lo había hecho hasta ese momento. Corrió y luego de un momento se detuvo en seco. Lo último que vio fue a los asesinos abalanzándose sobre Goran y la puerta cayéndo con furia sobre el suelo, cortándole toda posibilidad de volver hacia la ciudad para ayudarlo.

Y esa fue la primera vez que lo vio morir.

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